Thursday, May 23, 2013

Se ha convertido, en algo tan importante.

Tengo mil cosas que decirte. Tan difíciles de explicar con palabras, como la manera en la que me siento cuando te tengo aquí, conmigo. Esa sonrisa que me hace ser feliz, la mínima tontería, cualquier estupidez, que te hace mas y mas perfecto. Como cambia el significado de un te quiero, al salir de tu boca. Eres esa razón por la que sonrió, esa sensación que hace que todo sea un poco mas fácil. Ese amor que tanto echaba de menos.

Friday, May 17, 2013

Desaparece.

- Te odio, eres insoportable, deja de reírte de mí, ¡desaparece!
- Vale, si me lo dices así, me iré..
- Espera.. ¡no!
- ¿No qué?
- Que no te vayas..
- Pero si me lo has pedido tú, y además, me odias..
- Sabes que no te odio, que te quiero, que no te soporto, pero te necesito, que me molesta que te rías de mí, pero a la vez me encanta porque demuestras que me prestas atención, y quiero que desaparezcas, pero..
- ¿Pero qué?
- Pero que desaparezcas conmigo.

Prométeme.

Prométeme que me quieres, que mañana me querrás más que hoy, que seré yo en quien pensarás día y noche, que todos tus te quiero serán solo para mí y que nunca me vas a dejar sola. Prométeme que no irás por delante o por detrás de mí, si no a mi lado; que solo me besarás a mí y que seré la dueña de tus labios. Prométeme que cada vez que caiga tú estarás ahí para sostenerme; prométeme que nunca olvidarás cada momento que vivamos... Pero sobre todo, prométeme que cumplirás una a una, todas tus promesas.


Wednesday, May 8, 2013

Sí, te quiero y no me arrepiento de nada.

Yo elegí quererte y todas las consecuencias que eso conllevaba, elegí que tu fueses la persona que llenase mis días de sonrisas, elegí que tu olor era el que mejor le venía a mis sabanas, yo elegí que me comieras a besos, elegí también tu voz al otro lado del teléfono. Elegí llorar por ti de vez en cuando, elegí creerme tus verdades y creerme a medias tus mentiras, elegí que no quería otros abrazos, que no quería otras manos agarradas a las mías, que no quería ver por la mañana otra cara que no fuese la tuya, elegí nuestro mes del año y nuestro día del mes, elegí que tu fueras mi locura y mi cordura, elegí llenar el silencio de la noche de nuestra risa. Elegí las idas y venidas, las despedidas, elegí la impotencia, la incertidumbre y tu imprescriptibilidad , elegí el miedo a fallar y los impulsos, elegí las miradas, elegí temblar, elegí hacerme adicta a sus palabras, al corte de tu voz. Elegí conservar intacto cada momento, y dejar huella de lo que algún día fue. Elegí que mi mayor hobby era verte dormir entre sabanas blancas, elegí no callarme nada, elegí darte todo, elegí hablar de nosotros cuando hablaba de ti, elegí ser fuerte sin la ayuda de ningún tipo de coraza y luchar por un solo motivo, elegí darte todas mis oportunidades, elegí quedarme con tus manías, tus defectos y tus carencias. Elegí perdernos debajo de cualquier edredón, y tu respiración en mi oreja derecha, elegí hacerlo lento, y la pasión a gran escala, elegí estremecerme sola y únicamente con tus caricias, elegí no ponernos límite. Elegí el sabor agridulce de las discusiones que acababan en abrazo, elegí derrumbarme cuando ya no aguantaba más, elegí encontrarte en lugares donde nunca estarías, elegí seguir queriéndote aún cuando ya no estabas. Elegí arriesgar y jugármelas por ti. Y no me arrepiento de nada.

No temíamos amar de verdad.


Y allí estuvimos, la vista fija en el firmamento, la blanca espuma de las olas a nuestros pies, la luna situada a nuestra espalda y las estrellas inmóviles en lo alto. Creí que los astros se habían ordenado, que por una vez, hacían una reverencia y nos concedían una noche, un momento de felicidad pura, de luz en la oscuridad. Un momento de perfección.
Nos quedamos callados unos segundos que se hicieron interminables yo tenía la mirada en aquel reflejo que produjo la luna llena en el agua. Embelesada por aquel peculiar espejo plateado que me reflejaba. Cuando pronuncié esas palabras, no podía apartar la mirada del reflejo de la luna en el agua, en aquel momento, yo ya no estaba segura de nada. Le di una patada a aquella pequeña ola fragmentándola en miles de gotitas que nos salpicaron las piernas. Fue entonces, cuando después de tanto tiempo, lo supe, aquella era la oportunidad que debía aprovechar. Te miré a los ojos, y supe que no tenía por qué tener miedo. Aquellas dos palabras se escaparon entre mis labios como si las hubiese dicho cientos de veces antes:
-Te quiero-susurré quedándome sin aliento-.
-Lo sé. Pero...
-¿Pero...?-todo el valor que había acumulado, se disipó en aquella respuesta, pero allí estaba yo, delante del chico que amaba dispuesta a jugar mi última carta-.
-Yo... No siento lo mismo.
-Ya lo sabía...
-¿Entonces?
-¿Puedo contarte algo?
-Claro que puedes.
-Quizás, te preguntes por qué hoy, he decidido contarte mis sentimientos. Bien, allá voy...-sonreí dándome ánimos a mí misma, ya había empezado y no pensaba detenerme, la decisión estaba tomada- Hoy, hace diez años desde la primera vez que te vi. Teníamos cinco años y mi madre me acompañó hasta la fila. Mi mejor amiga cuando me vio, vino corriendo y me contó que había llegado un niño nuevo a clase. Tú, ya estabas rodeado de niños que te preguntaban cómo te llamabas y de que escuela venías. No me acerqué, no tuve consciencia de que allí estabas hasta el día siguiente. Todos estabais jugando a fútbol, cuando de repente, oí, "¡Cuidado, balón!" Supongo que perdí la consciencia, porque no recuerdo nada hasta que abrí los ojos y me encontré con tu mirada. Eran los ojos más bonitos que jamás había visto, no habían dos iguales a los tuyos. "¿Estás bien?" me preguntaste, y me diste la mano. Fuiste el único que se quedó a mi lado hasta que desperté. Desde aquel momento, lo supe, estaba perdida. Te he querido con todo mi corazón desde el momento en el que desperté a tu lado, porque supe, que no quería otros ojos a los que mirar, ni otras palabras que me reconfortaran, ni otras manos que me ayudaran cuando nadie más lo hiciera. Eras tú y lo supe. Te quiero, y aunque tú no me quieras, no habrá montaña, ni diluvio, ni tormenta que impidan que yo te quiera.


Él, se quedó callado, apartó la mirada y por primera vez tomó consciencia de que yo le amaba, realmente, le amaba, con cada fibra de mi ser. Cerró los ojos, debía recordar aquel día, desde entonces, nunca nos habíamos separado. Cuando me volvió a mirar, atisbé duda y emoción en sus ojos.
-Lo recuerdo... Recuerdo la primera vez que te vi.-me dijo- Pero fue mucho antes de que te dieran con el balón. La primera vez que te vi, tú, estabas sentada en un banco, con tus muñecas. Llevabas dos trenzas, en vez de una, y empezaste a cantar. Era una canción que nunca antes había escuchado. Me escondí detrás de ti, en una pared que me ocultaba pero que me permitía verte. Tu voz... Te prometo que los pájaros dejaron de cantar para escucharte. Y cuando dejaste de cantar, me inundó una tristeza infinita. Sentí un cosquilleo, y unas ganas inmensas de pedirte que volvieras a cantar para mí...  Entonces, no lo sabía, pero lo sé ahora.
Los ojos se me inundaron en lágrimas, no podía creer lo que estaba escuchando. Recordaba esa canción, la había cantado miles de veces con mi padre. El corazón empezó a latirme con fuerza, queriendo hacerse escuchar.
-... ¿Qué... qué sabes?
-Que llevo perdido desde entonces.
Y nos besamos. Noté el calor de sus labios, y el sabor a miel que desprendían. Era la primera vez que nos besábamos pero parecía que lo hubiésemos hecho miles de veces antes. Tenía los pies en el suelo, pero me sentía como si estuviera a tres metros sobre el cielo. Volé, era un sueño hecho realidad, me parecía mentira que fuese verdad. Entonces me apartó, y empezó a acariciarme suavemente la mejilla con los dedos, volvió a eclipsarme con su mirada cuando retuvo mi cara entre sus manos y simplemente rozó mis labios.  Me estrechó hacia sí, y inhalé su perfume, me sentía como en casa.
-Te quiero-me susurró entre los mechones de pelo-.
Justo entonces lo oí, nuestros corazones estaban latiendo al mismo compás. Aquella noche fuimos señores de cielo y mar, fue el principio de una vida en la que ya no temíamos amar de verdad.




Sunday, May 5, 2013

¿Qué haría yo sin estas pequeñas idiotas?

Puede que no sean las personas más perfectas del mundo,para nada,quizás a veces hagan cosas que me molesten mucho y me hagan pensar las cosas que en verdad no siento,puede que se den cuenta tarde de las cosas que han echo mal pero saben como arreglarlas,siempre saben como hacer para no enfadarme,por que en el fondo saben que no puedo odiarlas,por que eso significaría odiar a una parte de mi vida.

  

¿Las veis? Pues sí, son lo mejor que tengo; así de claro,así de simple.

Friday, May 3, 2013

No te puedo negar nada.

Búscame cuando te apetezca, cuando notes que me echas de menos, cuando te mueras de ganas de tenerme. Búscame cuando no tengas a nadie que te diga que te quiere. Búscame cuando eches en falta las risas, las caricias que erizan la piel, las conversaciones sin rumbo, los abrazos en los malos momentos y las locuras. Búscame cuando necesites alguien que te sorprenda, cuando te des cuenta que nadie tiene esos detalles. Búscame cuando necesites que te digan lo especial que eres, lo bonita que es tu sonrisa, lo bien que lo haces y lo guapo que estas cuando te concentras. Búscame cuando mires el móvil esperando una llamada que ya no llega, cuando salgas y sin darte cuenta me busques con la mirada entre la gente, cuando inesperadamente alguien te toque la espalda y al girarte esperes que sea yo. Búscame cuando necesites cerillas para encender lo que se ha apagado, cuando mis ojos ya no te pidan guerra, cuando las discusiones sean aburridas y los días rutinarios. Búscame cuando las canciones carezcan de significado. Búscame cuando recuerdes los buenos momentos y te arrepientas de no tenerlos ahora. Búscame cuando tu ego necesite que le supliquen desesperadamente cariño, pero sobre todo cuando quieras suplicarlo tú, porque te lo mereces todo, y yo no te puedo negar nada.