Wednesday, February 20, 2013

No darse por vencido.

Soñar. Creer. Luchar. He ahí la clave de todo. Deja de buscar excusas. Creer que con esfuerzo nos es posible todo. Luchar hasta morir por cumplir cada uno de nuestros sueños. ¿Hasta cuando? ¿Hasta que momento? ¿Cuál es la señal para tirar la toalla? Hasta que nos demos cuenta que lo hemos dado todo por intentar alcanzar nuestros sueños. Cuando se ha puesto toda la carne en el asador. Cuando una voz en nuestro interior nos señale que ya dio todo lo que podía dar, y ese momento, sin temor a equivocarme, sólo llega hasta el final de nuestras existencias, en nuestro lecho de muerte, con nuestro último aliento de vida. Antes es de cobardes. Tenemos que luchar hasta el final. Caer está permitido pero levantarse es obligatorio. Debemos recordar el valor supremo del ser humano: nunca darse por vencido. No importa la historia, el teatro o el escenario, el poder de cambiar la historia esta en nuestras propias manos, somos dueños de nuestro propio destino.

Thursday, February 7, 2013

Creo en los flechazos.

¿Quién me iba a decir que un día cualquiera, en un lugar remoto, entre seis mil millones de personas, te encontraría a ti? Mis amigas me habrían llamado ilusa, inocente, ingenua... si hubiese intentado predecir, si hubiese apostado a que te encontraría. Que tu serías mi aliento después de tanto sufrimiento. Que me enamoraría de tu pelo. Que soñaría con despertar a tu lado. Pero lo cierto es que es así. Que el amor, es mágico, que no sabes si al girar la esquina encontrarás al amor de tu vida, aquel que romperá todos tus esquemas. Aquel, que siempre pensaste que llegaría. Que en algún lugar del planeta estaría esperándote, que deseabas creer que así el destino lo había escrito. Pero lo cierto, es que no tenemos ni idea de nada. La vida es impredecible, puede que hoy llores y creas que la vida no tiene nada mejor para ti. Pero verás como mañana sonríes de nuevo al contemplar a su lado un nuevo amanecer.
Porque sí, es cierto que no sé que ocurrirá mañana, ni si saldrá el sol. Ni si podré volver a contemplar tu mirada. Lo que sé, es que te quiero y que no pienso pensar en el futuro si haciéndolo, pierdo el presente que ahora tengo contigo.

No lo dudaría más.

Ven, siéntate, hace tiempo que quería contarte una cosa,... Bien, allá voy. Sí, es cierto que amé, o al menos creí hacerlo. Amé hasta el punto de creer que aquello, era lo más bello que podría jamás llegar a sentir. También es cierto, que me enamoré de otra mirada y de otras manos. Suspiré por aquello que sabía que nunca podría tener y soñé deseando que mi realidad cambiara. Lloré y sufrí como nunca lo hice en toda mi vida. No hay recuerdos más dolorosos que los de aquellos días. Fui idiota, de seguir dirigiendo cada uno de los latidos de mi corazón a aquel que tan sólo me rechazaba. Así que, después de mucho tiempo y muchas lágrimas, decidí olvidar. Decidí que mi corazón caminase a otro compás, y poco a poco las heridas fueron cicatrizando. Reconozco, que habría sido imposible de no haber sido por ti. Admito, que jamás habría pensado que viviría cosas tan bonitas como las que he vivido junto a ti. La verdad es que tuve suerte de dar contigo, de que al fin, te cruzaras en mi camino. De que aquella noche estrellada, cogieses mi mano y me preguntaras: ¿Juntos? Y bien, ya no tengo miedo. No será fácil, es cierto. Pero desde hoy quiero decirte que no dudaría si de tu mano caminase toda mi vida.



La distancia nos impide vernos, pero no, querernos.

He tratado toda mi vida de huir del dolor. De escapar de todo aquello que me entristeciera. De no llorar por cosas que realmente no lo merecieran. Y haciéndolo me hice fuerte, conseguí formar una coraza que impedía que el dolor se abriese paso a mi corazón. Y entonces apareciste, rompiendo todos mis esquemas, quitándome poco a poco esa fortaleza que había construido a mi alrededor desde pequeña, consiguiendo con ello llegar hasta lo más profundo de mi ser. Rompiendo mi escudo de la única forma que podrías haberlo hecho. Queriéndome por lo que soy. Amándome sin límites. Puede que todo aquello de lo que traté de huir, venga. Pero no me arrepiento de todo esto que nos ha pasado. Es mas, nunca había sido tan feliz. Sólo sé que quiero que seas tú el único que consiga que el corazón se me salga del pecho. El único que con cogerme la mano haga que me recorra un escalofrío por todo el cuerpo. Quiero que seas tú y sólo tú, quien me bese al atardecer y me despierte con un: "Buenos días, princesa." Quiero que seas es el responsable de mi sonrisa. Quiero recorrer mundo junto a ti. Pero sobretodo, quiero que conmigo seas feliz. Que aunque estemos a 464 kilómetros, no importe. Que la nostalgia no nos venza. Porque sí, es cierto que la distancia nos impide vernos, pero no querernos.

Friday, February 1, 2013

Sí,existe.

Un día, un filósofo, o como él dice, "alguien que intentaba filosofar", me dijo que el amor tal y como lo creemos conocer, no existe. Que nos equivocábamos al pensar eso de que el amor te hace volar, o que es mágico, que todo eso que se dice de que encontrar a nuestra otra mitad eleva nuestra esencia haciéndonos tocar el cielo, no son más que patrañas. Si no, que el amor en realidad, no es más que una cuestión química, hormonal. Nos empeñamos en buscar a otra persona porque así nos lo muestran las películas, pero realmente el amor no es más que una manera de que la especie sobreviva. También me hizo una gran pregunta, ¿Si el amor, nos causa dolor y tiene fecha de caducidad, por qué nos empeñamos en buscarlo? Bien, no creo que te vuelva a ver, ni que leas esto algún día, pero aquí tienes tu respuesta:
Todo tiene fecha de caducidad. Los yogures, una canción que pasa de moda, una camiseta que llevabas un año con ilusión y al siguiente no era más que otra del montón. Incluso, y creo que es lo que más obvio, lamentablemente, la vida tiene fecha de caducidad. Como dice esa gran frase: "La muerte está tan segura de ganarnos la partida, que nos da toda una vida de ventaja." Entonces me dirás: "Pues si es así, ¿para qué vivir?" Esa sería tu filosofía. Pues bien, yo creo que esa no es la pregunta que deberías "consultar con la almohada". La pregunta que todos nos deberíamos hacer, sería: ¿Por qué morir?
La respuesta es sencilla. Por algo que merezca la pena, por algo, que nos demuestre que vivir es maravilloso, que nos haga sonreír cada día, que nos haga caminar con la felicidad cogida de nuestra mano, que nos haga soñar. Que nos demuestre que el sol sale cada día. Es cierto que dolerá, es cierto que tiene fecha de caducidad, pero amar… por eso es por lo que vale la pena luchar. Eso es lo que nos empuja a seguir caminando cada día, la certeza de que algún día llegará la razón de vivir como si cada día fuese el último, nuestra vida.


¿Puedo hacerte feliz durante el resto de mi vida?

La primera vez que te vi, no creí que llegaríamos hasta aquí. Pasaban los días, y yo no me daba cuenta, pero cada vez te amaba con más fuerza. Cada momento junto a ti lo seguía recordando aunque ya se hubiese esfumado. No dormía, pensando en que todo eso era un sueño y que al dormirme podría despertar. Y no quería. Me preguntaba constantemente: ¿le pasará lo mismo a él? Aunque la razón, con su positivismo me respondía mostrándome que todo aquello no eran más que locuras de una niña. Dolía. ¿Era una señal? La vida me había llevado hasta allí. Dos caminos por los que poder caminar. Uno, como el que hasta ese momento había seguido. El otro, conllevaba arriesgarse y volver a bajar mis defensas para que hasta mi corazón pusieses llegar. Qué contrariedad. Es curioso cómo actúa la vida, hay momentos en los que crees que da igual lo que pase, ya que no cambiará nada. Y de repente, ocurre. La casualidad. El momento en el que dos personas que sin haberse visto nunca antes, se encuentran. Se miran a los ojos y aparece ese sentimiento, ese: "Perdona, ¿te conozco de algo?" y tú con la sonrisa en la boca contestas: "No, pero llevaba toda mi vida buscándote."
No recuerdo cómo era mi vida sin ti. La verdad, empecé a vivir cuando te conocí.


Para correr, antes hay que aprender a andar.

-¿Es triste, verdad?
-¿El qué?
-Otro día más que se acaba, un nuevo fin, la llegada de la noche y la despedida de la luz del sol. No me gustan los atardeceres, me recuerdan que aunque no queramos, las cosas sea por un motivo o por otro, acaban. Sin más, sin que podamos hacer nada por detenerlas, simplemente, un día cualquiera, nos abandonan. Y tan sólo nos queda resignarnos. A veces, resulta inútil luchar por algo que sabes que tarde o temprano te dejará, sin despedirse, sin un último beso, ni un último adiós. El tiempo se escapa, como una caricia, tan leve y rápida que cuando nos damos cuenta y la sentimos, ya ha pasado. Y tan sólo desearíamos volver al instante anterior para poder revivirlo. No me gustan los atardeceres, porque no estás tú para verlos conmigo. Porque no estás para protegerme del frío ni de la oscuridad de la noche. Porque...
-Para.
No puedo mirarle a los ojos, si lo hago sé que romperé a llorar. Fijo la vista en las olas que rompen en las rocas de la costa mientras hundo los dedos en la arena fría.
-Mírame -me coge la barbilla con su mano y me obliga a mirarle a los ojos. Noto cómo se me empieza a nublar la vista y la respiración se me entrecorta. La primera lágrima empieza a rodar por mi mejilla. Cierro los ojos para no dejar que ninguna más escape. Él la atrapa antes de que llegue al labio. Me aparta el pelo de la cara con el índice y me lo coloca detrás de la oreja.- Puede que los días se acaben, y que con ellos llegue la noche. Pero si la noche no llegara, nunca veríamos las estrellas. Ni la preciosa luna. Nunca estarás sola, ¿me oyes? No permitiré que el frío te invada ni que la noche te estremezca. ¿Y sabes por qué? Porque mi corazón te pertenece. Porque soy tuyo y tú eres mía. Porque pienso quererte cada día de mi vida. No tienes motivos por los que llorar pequeña. Nos encontramos. Llámalo destino, azar, o casualidad, llámalo como quieras, pero dime, ¿ese no es un motivo de lo más hermoso para sonreír? El que pase lo que pase, aunque nos encontremos frente a dificultades, ¿nos tengamos el uno al otro? Así que cuando veas de nuevo un atardecer, no dejes que la tristeza te venza. Tan sólo piensa en que un atardecer sólo significa que estamos a un día más cerca el uno del otro.